jueves, 6 de enero de 2011

LA RELIGION FENICIA (I)


La religión fenicia era en sus orígenes una religión cananea, aunque los fenicios tomaron algunos elementos característicos de los egipcios y más tarde de los griegos.

En todas las colonias que los fenicios fundaron por el Mediterráneo se rendía culto a los mismos dioses aunque no siempre con el mismo nombre, pero las prácticas religiosas eran las mismas que en su ciudad de origen. Las ciudades de Tiro y Sidón eran las que regían la organización de la religiosidad.

Las devociones se basaban en antiguos mitos cananeos, que pretendían explicar el misterio del ciclo de las estaciones, como todos los que venían de pueblos agrícolas, representando el ciclo vital desde la siembra, nacimiento, hasta la recogida, muerte y ligando, en ocasiones estos ciclos con los propios del día y la noche. En el caso de los fenicios, la importancia que fue adquiriendo el mar debido a su situación geográfica, implicó cambios y transformaciones en estos ritos, aunque los fundamentos eran los mismos.


La religión fenicia era de carácter politeísta y se organizaba en torno a una triada. A la cabeza se encontraba la máxima deidad masculina, llamada El, dios supremo, creador de creadores y deidad universal. Los dos dioses principales eran Astarté y Melkart. Estos gobernaban sobre el resto de dioses menores.


El poder sacerdotal debió ser muy importante, ya que para los fenicios la religión tenía un papel primordial. Los sacerdotes y sacerdotisas formaban una jerarquía con un sacerdote a la cabeza de cada templo. Estos ejercían una gran influencia no sólo en el ámbito religioso, sino en el económico y político. Los sacerdotes más importantes eran los miembros de la familia real y algunos aristócratas miembros de las oligarquías de las ciudades, mientras que, un grado por debajo, se encontraban los primeros, los que dirigían los templos, tanto desde el punto de vista religioso como del estrictamente económico y comercial.

Los templos eran lugares grandes y complejos, pero hay pruebas de que gran parte del culto fenicio tenía lugar en pequeños santuarios al aire libre. En ellos se ven referencias a la arquitectura religiosa egipcia, tanto desde el tipo de planta, como desde la técnica constructiva y decorativa. Estos templos no funcionaban exactamente como lugares de culto ya que, sobre todo, eran morada de dioses. Con el desarrollo de las colonias y el comercio, los templos terminaron siendo verdaderos centros político económicos, como en el caso del que es objeto de este blog que, como veremos más adelante actuaba, no solo como centro de culto, sino como verdadera aduana comercial, para el paso de las columnas de Hércules.

Una de las características que la religión fenicia compartía con otras era el sacrificio. Este se realizaba en ceremonias cuyo propósito era aplacar y fortalecer al dios. No honrar regularmente al dios, reducía su valía y disminuía la voluntad divina de beneficiar a la gente. Existe gran controversia acerca de si los fenicios practicaban el más extremo de los sacrificios: el humano. Para algunos autores esto está probado y les valió el rechazo de sus vecinos hebreos en la fenicia oriental y el de Roma en la fenicia occidental, ya que Cartago lo siguió practicando por mucho tiempo. Para otros, el descubrimiento de restos humanos de infantes, agrupados en determinadas zonas no es prueba suficiente de la existencia de este rito, pudiendo deberse, simplemente a que se destinaran zonas específicas de las necrópolis a los niños, como lo probaría la existencia de restos de fetos.

miércoles, 5 de enero de 2011

EXPANSION FENICIA POR EL MEDITERRANEO

La sal, la pesca y el múrex del cual se obtenía la púrpura, junto con el comercio, y en esto último los fenicios fueron verdaderos maestros, formaban los elementos de la economía fenicia. La escasez de algunas materias primas, les empujó a buscar las mismas a través de la única salida natural que la configuración geográfica de su tierra de origen les dejaba: el mar.

Esta necesidad, les convirtió en excelentes navegantes (descubrieron la existencia de la estrella polar y, con ello, pudieron desarrollar la navegación nocturna). Con estos conocimientos náuticos, su actividad comercial se extendió paulatinamente por todo Mediterráneo. Buscaban para el asentamiento de sus colonias, pequeñas bahías donde los pobladores pudieran defenderse fácilmente de un ataque por tierra y que , al mismo tiempo, sirvieran de fondeaderos naturales para sus navíos. Estos emplazamientos los utilizaban para abastecerse de los materiales que abundaban en cada zona y también como puntos de almacenaje para el comercio de intercambio que practicaban.

Desde esos puntos, establecieron relaciones mercantiles con los griegos, asirios, babilonios, africanos y con miembros de las tribus de Hispania. Incluso se adentraron en el Atlántico, bordearon la costa hasta muy al sur, remontaron la costa europea hasta Bretaña y las Islas Británicas y llegaron a circundar África.





Las ciudades fenicias más importantes fueron Tiro, Biblos, Beirut y Sidón y desde cada una de ellas partieron misiones comerciales, en principio impulsadas por los reyes aunque, con el tiempo, el poder económico se fue desplazando hacia esas oligarquías de comerciantes que, como veremos en otras entradas, supieron también apoyarse en el poder religioso para impulsar con más fuerza sus empresas.

Carlos G. Wagner en su trabajo: “Los comienzos de la expansión fenicia en el Mediterráneo” cita a Tucídides cuando dice que este autor, cuenta como los fenicios fueron precursores de los griegos en las navegaciones por el Mediterráneo y en la fundación de colonias. Y que hablando de Sicilia, dice: "También los fenicios tenían asentamientos en todo el contorno de Sicilia, ya que se habían adueñado de los promontorios que dominan el mar, así como de las pequeñas islas vecinas a la costa, con vistas a sus intercambios comerciales con los sículos”.